Segue abaixo um artigo de colunista Ricardo Ronquillo Bello, do diário digital cubano Juventud Rebelde, que dispensa comentários explicativos, pois fala muito claramente por si. Apenas notem que é isto o que a NOSSA imprensa vai escrever daqui a pouco, uma vez implementados todos os itens de "controle social da mídia", tal como planejado pelo PNDH-3.
Nuestra manera de disentir
Por Ricardo
Ronquillo Bello
3
de Marzo del 2012 23:59:45 CDT
Algo
invita a una seductora conexión entre un editorial de nuestro
diario, que salió a la luz el 13 de marzo de 1999, y los 120 años
del Periódico Patria y del Partido Revolucionario que le dio origen,
que celebraremos este 14 de marzo.
Este
diario fue y será disidente fue el título con el que Juventud
Rebelde anunció
el regreso a su salida diaria. «Tenemos la obligación moral y
patriótica de disentir de quienes se avergüenzan de su pasado, de
quienes se venden por 30 monedas verdes, de quienes adoptan la
incómoda posición de andar genuflexos para que el aire les bendiga
desde el norte; disentimos de quienes no creen en los sueños, de los
acomodados y los corruptos», anunciábamos entonces. «Regresamos en
rebeldía contra los vagos físicos y mentales, los indolentes y
chapuceros, los pesimistas, los derrotados».
En
aquel editorial se postuló también que retornábamos al diarismo no
como periódico independiente, sino como una gran dependencia de
nuestra historia, de nuestro pueblo, de nuestras tradiciones más
genuinas y valederas, de nuestra Revolución.
El
editorial no hizo más que reafirmar a los lectores, en la etapa en
que sorteamos el mayor golpe moral al socialismo, lo que ha sido el
dilema de los profesionales de la prensa en Cuba.
Venimos
de una tradición periodística y revolucionaria sedimentada por la
más honda vocación de servicio, heredada de los fundadores de la
nación, entre ellos el padre Félix Varela, quien al abordar la
función y el alcance de este ejercicio apuntó que renunciaba al
placer de ser aplaudido por la satisfacción de ser útil a la
patria. Para José Martí la prensa debía ser el can guardador de la
casa patria: «Debe desobedecer los apetitos del bien personal, y
atender imparcialmente al bien público».
Ese
legado debería servir también para los acostumbrados a la apología,
los silencios y torceduras que nunca faltaron en el complejo camino
de la construcción del socialismo, y como soporte para el tipo de
prensa que reclaman casi todos los actores sociales, políticos y
económicos del país, incluyendo generaciones de periodistas.
Es
inviable que continuemos dando aliento a formas de periodismo de
reafirmación que se enquistaron en no pocos de nuestros espacios, y
crezcamos hacia otras para confrontar las mejores ideas
revolucionarias. También, que transitemos de formas de dependencia a
las de independencia institucional, o de autorregulación, como lo
han fundamentado los maestros.
Las
maneras periodísticas de reafirmación y de acentuada dependencia
institucional ignoraron no pocas veces el abordaje de los errores,
haciendo más compleja y costosa la reversibilidad de sus
consecuencias.
No
pocos males que hoy arrastra nuestra sociedad permanecen por la
distorsión de las funciones de contrapeso y equilibrio de los
medios, que ocurrió junto a la de otras estructuras de confrontación
democrática del país. El voluntarismo, combinado con la apología y
la ausencia de autorregulación institucional, terminaron siendo una
lamentable trinidad.
No es
casual que la prensa, que había llegado a su último congreso de la
UPEC con una actualización de las orientaciones del Buró Político
para su trabajo, se encuentre ante una necesaria transformación,
remarcada en los debates recientes de la Conferencia Nacional del
Partido y en los que hemos tenido por estos días a instancias de la
Unión de Periodistas.
Se
hace inevitable marcar con claridad los espacios institucionales de
la prensa, para cerrar el paso al intrusismo y las mediaciones que
alteraron sus contenidos y funciones, sobre todo en la Cuba que
reevalúa sus estructuras, y en la que el Partido y las instituciones
ajustan sus vínculos y conexiones con la sociedad.
Esto
ocurre cuando la Revolución actualiza su modelo económico, como el
primer paso hacia graduales modificaciones, sobre las cuales, como ya
hacemos no sin dificultades e incomprensiones, nos corresponde la
responsabilidad de contribuir a los necesarios consensos políticos y
la activación de la vigilancia profesional para evitar que se
distorsionen sus alcances y motivaciones.
No es
posible ignorar que la Revolución está a punto de adentrarse en su
más dura prueba de fuego: la desaparición de la generación
histórica en el liderazgo. También, mientras los medios
cubanos perdemos gradual, aunque inexorablemente, el monopolio de las
influencias, como resultado del auge de las nuevas tecnologías.
En
este reajuste la prensa cubana debe tener el camino expedito para
apoyar el debate cívico y el contragolpe revolucionario. No importa
que ladren, Sancho: convicción frente a tergiversación.
Ricardo Ronquillo Bello é colunista do site cubano Juventud Rebelde
Nenhum comentário:
Postar um comentário
Olá! Seja benvindo! Se você deseja comunicar-se, use o formulário de contato, no alto do blog. Não seja mal-educado.